Para satisfacer las ganas de jugar a los bolos hemos limpiado la bolera ¡bueno! la limpiamos cada vez que bajamos a este espacio,porque … es lo que tiene el otoño que va dejando nuestros árboles sin hojas para fabricar una maravillosa alfombra amarilla y marrón.

Rastrillamos “como si rascásemos el suelo”, amontonamos las hojas en los laterales, sacamos bolas y bolos de su casa que es también la de muchos caracoles y ¡a jugar!
Colocamos los bolos, trazamos la línea de tiro y ¡vamos! Aunque la mayoría se nos van morras o conejas incluso a veces nos da por chutar en vez de lanzar, disfrutamos practicando y volveremos otros ratos aunque tengamos que rastrillar de nuevo y despejar un pequeño cuadro para plantar los bolos.
