Blanca Mar nos descubrió el otro día que entre los habitantes de la huerta tenemos un árbol del tomate y ahora ya conocemos sus frutos; no trajo unos pocos para compartir y los hemos olido, tocado y los más «aventureros» nos hemos atrevido a probarlos.
Ya metidos en faena, apocamos los puerros y descubrimos lombrices, que si son buenas para las plantas, no como los gusanos blancos que se comen las raíces.