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Antonio Ventura visita la biblioteca de La Vidriera

Esta tarde a las 18 horas el escritor y editor Antonio Ventura, fundador de la revista de Literatura Infantil y Juvenil Babar y otras muchas cosas, estará en la Biblioteca de la Vidriera.
Tenemos notiicas de que los encuentros que han tenido lugar en otros puntos de Cantabria como la librería Gil o la biblioteca de Los Corrales o Central han resultado un placer para las personas que tuvieron la suerte de asisitir.
Si vosotros podéis no lo dudéis.
Os ponemos aquí un extracto de una entrevista que hemos encontrado en la revista Imaginaria (picáis y la encontráis completa)

Entrevista con Antonio Ventura; una charla con el escritor, el editor y el docente


Foto de Antonio Ventura—A modo de presentación, ¿cómo empieza tu relación con la Literatura Infantil y Juvenil?
—Empieza hace muchos años, comprando libros para bibliotecas de aula durante mi tercer año como maestro, en Guipúzcoa (País Vasco, España). En aquel momento me planteé que trabajar sólo con un libro de texto era absurdo, y me puse a buscar libros para los chavales. Recuerdo que entre en el primer lote de libros que compré estaba Los tambores de Reiner Zimnik (1). Yo no tenía ni idea de quién era, y creo que fue el primer libro de literatura infantil que leí siendo ya adulto. A partir de ahí, me empecé a fascinar por el género. Luego me trasladaron a Colmenar de Oreja (provincia de Madrid), y allí encaré el trabajo de forma rigurosa, es decir me planteé: ¿qué colecciones hay?, ¿qué editoriales se ocupan del sector? Así, me fui leyendo sistemáticamente todas las colecciones que había, hice una selección junto con los propios chavales, que iba renovando periódicamente con las novedades que se publicaban.
A partir de entonces, comencé a tener contacto con las editoriales, primero con Alfaguara, como asesor pedagógico y como lector, y desde ahí, bueno…, hasta ahora.
—¿Desde cuándo escribes? ¿Cómo fue la decisión de publicar?
—Escribir, escribo desde mucho antes de publicar, incluso desde antes de conocer la literatura infantil. Siempre he escrito. Es verdad que he escrito más poesía que cuento, pero a finales de los ’80, empiezo a escribir cuentos de manera constante, el primero de ellos es El tren, que no es el primer libro mío que se publica, pero sí el primero que yo trabajo con una nítida voluntad literaria. Este cuento lo terminé mucho antes de que viera la luz. Lo que sucede es que al ser un relato que cuenta algo que me pasó a mí, que tiene que ver con mi vida, sentía una especie de pudor, más allá de que algunos amigos, que lo habían leído, me decían que por qué no lo publicaba.
Es la relación, ya como editor, con los textos, con los autores y con los ilustradores lo que me decide a publicar. Sobre todo gracias a la opinión de algunos amigos vinculados a este mundo que me animaron a que se lo presentara a un ilustrador. Y lo primero que hice fue ofrecerle a Pablo Amargo la idea de la trilogía de las vacas, los osos y los perros (2) y ahí empieza este camino.
—Tu faceta de editor, ¿crees que te ha ayudado o te ha perjudicado a la hora de escribir? Piensas por ejemplo en el formato de la obra, una determinada editorial o colección…
—Yo creo que tiene como todo sus luces y sus sombras. Por un lado, ha tenido una enorme ventaja, porque me ha permitido conocer el proceso de creación del libro desde dentro, me ha significado conocer la obra de muchísimos ilustradores que, o no la habría conocido o la habría conocido de otra manera, desde otra instancia. Por otro lado, ha tenido y tiene un inconveniente. Y es que al trabajar, como editor y como escritor, con ilustradores, que ilustran tanto mis textos como los libros que yo edito, necesito delimitar claramente esa frontera necesaria, y a veces es complicado. Me consta que hay gente que piensa que yo me aprovecho de mi condición de editor para que determinados ilustradores ilustren mis textos, pero he de decir que siempre he sido profundamente escrupuloso con esa frontera. Cuando le di a Federico Delicado el texto de El tren, le dije: «Federico te voy a dar un texto, pero no te voy a decir de quién; quiero que lo leas y me digas qué te parece». Fue cuando ya me dijo que le había encantado cuando le confesé que era mío. De hecho, hay ilustradores que no les han gustado mis cuentos, y son ilustradores con los que yo sigo trabajando como editor.