Durante este curso, a partir de la polémica generada por nueva ley de educación que se intenta implementar, la LOMCE, resurgen los prejuicios negativos sobre la Música y el Arte existentes en algunos sectores de la educación y de la población en general. Me causa una enorme pena, muchísimo más allá de cómo pueda afectarme laboralmente, que se arremeta aún más contra la Educación Artística, tanto en primaria como en secundaria. ¿Sabían que se propuso en un momento quitar de la secundaria la asignatura de Música y de la primaria la de Educación Artística? No sé cómo quedará esto finalmente…
En el marco de todas las medidas que se están tomando que atentan contra muchos de los derechos de los ciudadanos, se atenta también contra el derecho a una educación integral que atienda tanto al desarrollo cognitivo, como al afectivo y al social, ya que la Música y las diferentes disciplinas Artísticas pueden y deben desempeñar un papel fundamental e insustituible en el desarrollo de estos tres aspectos.
Después de los numerosísimos trabajos de investigación que avalan los múltiples beneficios de la utilización de las diferentes ramas del arte en educación, de conocer los resultados positivos de aquellos países que apuestan por la inclusión de programas de educación artística de calidad, y de la implementación de programas actuales como MUS-E o LOVA que se organizan a partir de la Música y de diferentes ramas del Arte en escuelas de Europa y España con resultados altamente positivos, parece increíble que todavía se deba estar defendiendo la importancia de la presencia del arte en la escuela. Me desespera esta situación a la vez que me hace preguntar en qué estamos fallando. ¿O es que es imposible hacer frente a este prejuicio tan arraigado socialmente y a la desvalorización del arte en la sociedad Española?
Como profesional que se desempeña como profesora de Música, y como mamá de una niña que pronto comenzará su escolarización, considero que lo que deberíamos exigir es una Educación Artística de calidad para nuestros hijos. Que asegure un profesorado que cuente con una formación artística inicial más sólida (en los estudios de Magisterio) y la disponibilidad de una oferta de formación continua (en estos momentos son prácticamente inexistentes los cursos de perfeccionamiento o de actualización sobre Música o Educación Artística). Que se ocupe de que en los centros se cuente con los espacios adecuados y con los materiales necesarios. Que se organice a partir de un replanteamiento de los objetivos y de la manera de enseñar-aprender, para que se adapten a l@s niñ@s y jóvenes de nuestras escuelas y a la sociedad actual. ¡Pero no quitar el Arte de las escuelas o relegarlo aún más todavía! ¡Me aterra la idea!
Si pudiera diseñar el tipo de educación que quiero para mi hija Laura, pondría el aprendizaje de las diferentes disciplinas artísticas en un lugar prioritario. Me parece fundamental que sepa de Música, de Artes Visuales, de Teatro, de Danza, etc., porque el arte realiza aportes a nivel formativo que le son propios. Pero también utilizaría el Arte como medio o apoyo para desarrollar el pensamiento convergente y divergente, entender conceptos, interpretar las culturas y las sociedades, canalizar emociones, poder expresar sus ideas y comunicarse a través de diferentes lenguajes (musical, visual, corporal, … ), fomentar la creatividad, etc.
¿Quiénes serán los más perjudicados? Seguramente todos. En mayor o medida, todas nuestras niñas, niños y jóvenes se verán afectados. Por supuesto que tendrán más suerte quienes pertenezcan a familias que de alguna manera puedan compensar esta situación, favoreciendo el contacto con el arte en casa o por medio de actividades extraescolares. Pero la mayoría de ellos, no contarán con esta opción; ya sea por desconocimiento, desinterés y/o falta de recursos de sus familias, probablemente tendrán un contacto con el Arte sumamente escaso o nulo. Me recuerda a las descripciones de los textos de la “educación de las masas”, en las épocas de la industrialización, en la que sólo en determinadas secundarias más elitistas a la que acudían las clases más altas se estudiaba Arte, mientras que éste no estaba presente para los centros del resto de la población. ¿Para qué enseñar cosas “superfluas” a quienes serán los peones de la sociedad, los que solamente deberán aspirar a trabajar por su subsistencia en una sociedad que no pretende dejarles ocupar otros espacios y que está avocada a cristalizar capas sociales impermeables y polarizadas? ¿Para qué piezas o engranajes de esta maquinaria con mentes creativas, con pensamiento crítico? Mejor todo lo contrario…
Desde mi punto de vista, es un enorme retroceso. En una sociedad tan dinámica y cambiante como la nuestra, que requiere urgentemente una actualización de la escuela que marcha ya con un considerable retraso, es alarmante ver que a nivel social parece haber cierto consenso de que es sumamente necesario volver a la educación de las matemáticas y la lengua con una concepción tradicional, a esa educación considerada “básica”, que hoy en día sería mucho menos que insuficiente e inadecuada para estos tiempos. En ocasiones esto resulta sumamente desalentador para los que apostamos por innovar, por caminar hacia adelante, por construir la escuela del presente y la del futuro.
No obstante, no hay que rendirse. Tenemos las escuelas llenas de niñ@s y jóvenes que merecen mucho más. Que pasan mucho tiempo en nuestras aulas. Tenemos una gran responsabilidad frente a ellos, frente a los que vendrán, y en la lucha por una sociedad mejor.
Maricel T.