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Hongos para un buen pan

Invento: Los antibióticos
Inventor: Alexander Fleming en 1928


Antes del descubrimiento, cualquier pequeña herida o quemadura podía ser letal. Gracias a los antibióticos que ayudan a nuestro maravilloso sistema inmunitario,  esto dejó de ser un problema.
Fleming lo descubrió por accidente. Trabajaba en Londres y observó que en una de sus muestras había crecido un hongo. Cuando el hongo creció, las bacterias del alrededor se morían e impedía su reproducción.
Fue el primer antibiótico de la historia y su descubrimiento  revolucionó la medicina.


Fuente 1/Fuente 2/ Fuente 3/Fuente 4

Mi receta es el pan de masa madre, lo relaciono con esto porque el penicilium es un hongo y la masa madre también. Los microorganismos son importantes para nuestra vida tanto como para hacer antibióticos como para una comida muy rica que comemos a diario: el pan.
Y la masa madre contiene levaduras que podemos cultivar en casa igual que Alexander Fleming cultivaba los microorganismos que estudiaba.
Yuri Vidal Urrea   4ºP

Masa Madre

Los ingredientes son muy simples, seguro que tenéis todo o casi todo en casa:
Ingredientes

  • Harina: puede ser de trigo o de centeno, pero debe ser integral. Esto se debe a que el hongo está presente en la cáscara de los cereales, que se encuentra solo en la harina integral. A partir del 3° o 4° día, cuando la masa habrá fermentado, podemos comenzar a usar harina blanca.
  • Agua: tiene que estar a temperatura ambiente.
  • Recipiente: bien limpio, de cristal o de plástico, más alto que ancho.

Hay diferentes métodos para hacer la masa madre: hay quien pone un chorrito de vinagre o de limón, quién una cucharadita de azúcar, quien pone pasas… pero solo con harina y agua es suficiente si seguís nuestras instrucciones.
Modo de Elaboración

  1. Día 1: En el tarro que vamos a usar ponemos la misma cantidad de harina que de agua, en volumen. Es decir que si ponemos medio vaso de harina, pondremos medio vaso de agua. No os damos una cantidad precisa porque depende del tamaño del frasco que uséis, la masa va a crecer así que no debe quedar lleno.
    Mezclamos bien hasta tener una masa líquida bien homogénea. Tapamos con un trapo limpio (no con la tapa del frasco porque tiene que respirar) y dejamos reposar 24 horas a temperatura ambiente, si es posible en un lugar templado.
  2. Día 2: Puede que no notéis ningún cambio en la masa, o que veáis unas burbujitas muy pequeñas. En ambos casos está bien. Vamos a volver a añadir la misma cantidad de harina y agua que el primer día, removemos y volvemos a dejar reposar otras 24 horas, siempre cubierto con un paño.
  3. Día 3: Pasadas 48 horas, el aspecto de la masa habrá cambiado: ahora sí veréis burbujas, puede que se haya formado una capa de líquido en la superficie con un color algo oscuro, y también puede que se perciba un olor un poco acre. Todo esto es normal, significa que la masa madre ha comenzado a fermentar. A partir del tercer día podéis utilizar harina blanca en lugar de la integral.
    Vamos a retirar dos o tres cucharadas de la masa, quitando al mismo tiempo el líquido marrón que se ha depositado en la superficie. Una vez que hemos retirado parte de la masa, volvemos a añadir harina y agua, la misma cantidad que los días anteriores y volvemos a dejar reposar, siempre cubierta con un paño, otras 24 horas.
  4. Día 4 y 5: Repetimos lo hecho en el día 3. Al cabo de 5 días, la masa madre debería estar lista. Tendrá un aspecto esponjoso, habrá duplicado su volumen, tendrá burbujas en la superficie y un ligero olor ácido. Desde ese momento la masa está lista para ser usada.

PEQUETIP : La temperatura influye mucho sobre la fermentación; puede que en verano el proceso se cumpla en menos tiempo, y que en invierno lleve algún día más.
Cómo se conserva la masa madre
Si dejamos la masa madre a temperatura ambiente, tendremos que refrescarla, es decir renovarla repitiendo el día 3 (tirar una parte y volver a poner harina y agua), todos los días. Esto puede ir bien si la usamos a diario, pero en la mayor parte de los casos no es así, por lo que os aconsejamos conservarla en la nevera bien tapada. De este modo vamos a ralentizar la fermentación.
⦁    Si la conservamos en la nevera, una vez por semana tenemos que refrescarla para que no se eche a perder y para mantenerla viva y en salud por muchísimo tiempo. Entonces la retiráis de la nevera, la refrescáis como hemos visto (día 3), la dejáis que vuelva a fermentar doblando su volumen y en ese momento la tapáis y la volvéis a poner en la nevera.
⦁    Cuando la vais a usar, la sacáis de la nevera y la dejáis unas horas a temperatura ambiente para que las levaduras se vuelvan a activar. Si hace falta refrescáis antes de usar, tiene que estar en plena efervescencia. Cogéis la porción que vais a usar, refrescáis (día 3), esperáis a que vuelva a fermentar y de nuevo la guardáis tapada en la nevera.
Cómo saber si la levadura madre se ha puesto mala
⦁    Si tiene olor a podrido (no agrio, ni a alcohol, sino a podrido)
⦁    Se le forma moho en la superficie a menudo a pesar de que lo quitas.
Pan con Masa Madre

Ingredientes
⦁    200 g de masa madre
⦁    300 g de agua
⦁    500 g de harina de trigo blanca
⦁    2 cucharaditas de sal
Modo de Elaboración

  1. Mezclamos todos los ingredientes sin amasar. Primero mezclamos la sal y la harina, luego las mezclamos con la masa madre, y vamos incorporando el agua de a poco hasta tener una masa pegajosa pero que se pueda amasar (puede que uses menos agua de la que indica la receta). Cubrimos con un paño y dejamos reposar 30 minutos.
  2. Amasamos a mano o con la amasadora durante bastante tiempo, hasta que la masa esté elástica, que quiere decir que el gluten se ha desarrollado. Si coges un pedazo de masa y al estirarla se  forma como una membrana transparente, sin abrirse, significa que el gluten se ha desarrollado. Esto puede llevar más de 10 minutos de amasado, por lo que si tienes una amasadora úsala.
  3. Formamos una bola, la ponemos en un cuenco, cubrimos con film transparente y dejamos crecer hasta que doble su volumen. Puedes hacerlo por la noche y dejarla en la nevera de un día para el otro.
  4. Al día siguiente, dejamos atemperar la masa y que vuelva a crecer, siempre hasta doblar el volumen.
  5. Pasado este tiempo, volcamos la masa en la mesa enharinada, la amasamos un poco para que pierda el aire, y le damos la forma deseada. Lo ponemos sobre la bandeja en el que lo vamos a hornear (previamente aceitada), cubrimos con un paño y dejamos que doble su volumen.
  6. Precalentamos el horno a 250°C. Dentro del horno en la base ponemos un bol apto para horno con agua, de esta manera conseguiremos que la corteza quede crujiente. Hacemos unos cortes superficiales sobre el pan con un cuchillo afilado (lo que se llama greñar el pan)
  7. Bajamos la temperatura a 200ºC y horneamos durante 35 minutos. El pan está listo cuando le pegas unos golpes en la base y suena hueco, o mejor aún, si tienes un termómetro de cocina, su temperatura interior tiene que ser 92°C.Dejamos enfriar el pan en una rejilla.

Fuente