Esta investigación comenzó cuando nos regalaron un huevo de pata y decidimos comparar entre huevos que conocíamos y otros de los que habíamso oído hablar ; así fueron apareciendo huevos de gallina, reconocibles para todos, de avestruz ¡pedazo de huevo! de codorniz ¡ qué pequeño!
Medimos, pesamos, cocinamos y al final todos nos llevamos a casa un huevo de codorniz cuyo final fue muy distinto según el portador del huevos: se rompieron, fueron comidos por padres o madres, cocinados con patatas y chorizo…