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La escuela deseada, la escuela soñada

Marta profe  nos ha enviado este vínculo para leer. Os ponemos un cachito y si os atrae seguir leyendo, es más, si tenéis algún comentario nos gustaría que nos lo enviaráis.

La escuela deseada
Instrucciones para soñar despierto

Todos hemos ido a la escuela. Fuimos felices o desgraciados en ella pero sea como sea nos marcó para siempre. Para un adulto su escuela es, ante todo, una vivencia y una remembranza. Una invención, en realidad, porque la vida no es lo que uno vivió sino lo que uno recuerda y la memoria, decía John Dewey, es una experiencia sustituta.
Por ello el deseo de una escuela mejor siempre está rodeado de la nostalgia del recuerdo y de la esperanza futura en una mejor educación. Porque ¿quién no ha deseado una escuela mejor que la suya? Para sus hijos, para sus nietos, o para trabajar en ella. Todos aspiramos a una escuela excelente aunque discrepemos sobre cómo debe ser esa escuela ideal. Hay muchas expectativas, muchas exigencias y muchas esperanzas depositadas en esa escuela soñada.
Sin embargo los sueños adolecen de dos grandes debilidades: no son decisiones y no son acciones. Para transformar verdaderamente la escuela hay que soñar despierto, hay que liberarse de la nostalgia y también de la esperanza vana. Aquel que quiera renovar la escuela debe convertir su sueño en propósitos y sus propósitos en acciones. A mi entender esa es la contribución realista y poderosa que puede regenerar realmente la escuela, tanto como ciudadanos, como padres o como docentes.